domingo, 29 de abril de 2012

María, Quimera de las Ramas Caídas

Y no escatimaron riesgo alguno, cuando impusieron las fricciones como número necesario para el avasallaje. Ni siquiera del ímpetu devastado, que cuando murio el Cello en sus oídos, se agasajo y entablo las conversaciones.


Alguna vez, resultosé del calentamiento previo de los signos, nos mudamos en otras partes, sin importar de los displaceres e incovenientes que traería tamaña cuestión.


Los Dominios, en las Representaciones Mentales de nuestras Humanidades, en la medida en que evolucionan generando posibilidades ciertas y seguras de convivencia, se nos adentran con sentimientos y emociones de toda índole. Pasiones que desatan la estabilidad de los existentes, y que nada, nada se lo permita. Pero permitanos negarnos.


Los jóvenes de la inconstancia, a la brevedad, necesitamos de unas décadas más, para exteriorizarnos en total plenitud. ¿Alguien se enojaría por eso?, ¿Inconsistencias difíciles de roer?, al Buen Tenor de las Galaxias, nada lo puede, y se dice conciudadano.


De los riesgos, en las disimilitudes, la finitud siempre nos quita. ¿Ése es el Halago que esperábamos?.


Una nebulosa de átomos desertificados. Inexistentes de la quietud que nos rodea.
y son los lúmpenes, los dichosos que se acongojan conmigo.
No viene nadie, grageas del acompasarse, Química del Lobo para Estacarse.







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