sábado, 29 de diciembre de 2012

Milonga del otro Mundo

Al Final de cuentas tenías razón, era improcedente apiadarme de los marginales. Creer que algún día sus costumbres dejarían de serlo.

Pelear con la totalidad del Mundo pensando que sería lo justo y adecuado ayudarlos para que mejoren. Notable asimismo el indagarse con los juicios acumulativos de veracidad. Admitiendo que Incluimos y delegamos mundo.


Que Manera de equivocarme. Nunca soportaron la angustia de vivir siendo desiguales. Crotos que los padres trajeron al mundo porque sí.


Y ni pensar del racconto que realizan los históricos. Esgrimiendo bacanales de palabras que con los contextos indicados, el alma de los mundos desintegraría los males.


El resto de impurezas globales que a la carga del amor todavía adeudamos.

Nombrarte lo inadecuado no basta. Lo inespecífico de las guerras al agua. A los bosques. A la parte del alma que todavía desangra terribles razones para demolerte. A la oxigenación de los juveniles. A los que parodian artilugios, aprovechando el inquebrantable edificio de tú corazón.


Decirte del estigma nos perfora. Menos cuando los muchachos no lloran. Disolución del conflicto y la mente pacata que tenés. Observando la prestancia del ímpetu que ladeas.


Y a la hora de los regalos humanos, siempre rajaste de la mente. Del bien. De lo que sabés que es bien. Sí te inventarás que no hace falta consenso para vituperarte.


Alta Ola y el mundo acaba. Pero que nadie diga nada. Riqueza y pobreza se cortan como un síntoma.

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