miércoles, 13 de febrero de 2013

El Reverendo Washpaper

Con Naturaleza me he visto obligado a redimirme de algunos vicios.
La transitoriedad de algunas faltas religiosas tornan indispensable asimilarme a los nuevos vaivenes de la vida.

Enfrentado, a cualquier poder de turno que quisiera mitigarme, entre otras cosas, el ansía  de la recuperación social, es que me pongo a divagar sobre los asuntos que con mayor nobleza, le pesan a las gentes.

Es incondicional el deseo de cualquiera de nuestras Individualidades que haya, o que exista sobre la Tierra, la corporalidad de una justicia.

Una justicia que, antes que pueda actuar, haga honor sobre los recién nacidos.

Esto no podría traducirse como una idea sesgada, donde a futuro, proteicas generaciones acentuarán las buenas acciones, en detrimento de lo que, en otros términos consideraríamos, graves secuelas de la herencia por la violencia. 

Más grave aún cuando millones de seres planetarios sufren en carne propia, la espantosa realidad de direccionarse sobre los que otros dictaminan. De tal manera, la carga de objetividad se pierde sobre el llano.

¿Qué hacer? ¿ De que modo se realiza un Mundo armoniosamente Justo?

Están los aislados, que creen, que por fuera de las hegemonías mundiales, lograrán un modo de vivir único e irreconciliable con el resto. ¿Y esto, no implicaría algún tipo de mezquindad hacia sus congéneres?

Pero que decir qué en contraposición a dichas ideas, aparecen los que suponen que el cambio del mundo implica, la superación perfecta de la Progresividad. 

Es decir, el avance de distintas instancias, posibilitaría paulatinamente que millones de individuos de los más remotos y distintos estratos sociales engrandezcan la llegada de un Mundo Soñado. Único e irrepetible. Sin necesidad de Justicia. 

El esfuerzo, el sacrificio, la ensoñación por adentrarnos en nuevas formas de vida lleva a cada uno de nosotros a reflexionar sobre que sería mejor.

Un Mundo interplanetario donde no habría necesidad de nada y por lo tanto no habría valor de cambio ni nada que se le parezca.

O un Mundo donde aquellos soberanos de justicia comprenderían el hacer y realización de una voluntad interrogada de Eticidad, Pragmaticidad, y Felicidad de los injustos.

Los Señores del Bien, que actúen por su cuenta.


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