lunes, 11 de febrero de 2013

Rosas Para La Verguenza

Una manifestación de mis esfuerzos exteriorizando buena parte de la arrogancia:

Una manifestación que desacredita los verdaderos intereses multitudinarios. 


Estableciendo determinados lazos, que el día de mañana los catapultarán hacia el poder, esgrimiendo cruentas ideas del abandono sistemático en cierto estrato de la sociedad. 

Comprensible, pero me averguenza, no habría el elemento indispensable para vanagloriarse, la sinceridad humana. 

Ni los mínimos requisitos  de la formación elegida alcanzarían para presionarte por la Paz. Y eso suena a un mayor grado de dificultad para comunicarse. 

Nunca supuse que lo del amor en representación del hombre habría de entenderse bajo el mote de " Preceptos Constitutivos Morales" y el grado de revelación libertaria.


Pero acertadamente nunca te importo el resto. Ni la justicia mortal, ni los intencionalistas, ni los prototipos del desamor. Sólo el éxito. El éxito de un proyecto adosado, a la temibilidad del poder y de algunos que se creen, circunstanciales déspotas de las calle.


Y es cierto que constantemente remodelamos nuestros seres y esa cosa de la posteridad.


Pero tampoco es cierto que Dios halla muerto. Como así tampoco su creencia. Pero eso no viene a cuento de culpabilidades y la función retrógrada, de suponer, entre cosas, que debería mejorar el mundo castigando y subordinando saberes a base de lo que dice la reflexión interiorizada del ocultamiento. 

No suponía éxito en contraposición de modelarme livianamente con las ideologías. Ni tampoco  suponía, que la especificidad de saber realizar la guerra, me adentraría en un panorama de gracia absoluta con los Inmortales. Ícono del juego imaginario, real y simbólico.

Y es entonces cuando algunos, sí tuvieran algo así, como un hijo, dirían, que nadie en términos sociales, está en condiciones de ofrecer un amor desbordable. Ya que, de ser así,  el mismo se convertiría en una especie de disvalor constante. 


Seguramente se preguntarían por el desamor, la falsedad. Pero si supiéramos de antemano, de la falsedad o del engaño, nunca tomaríamos partido de honestidad por alguno de los postulados.


Y sin embargo persuaden. Poder, Dinero, Mundo. Artística de los resortes humanos.


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