martes, 30 de abril de 2013

El Afecto Inexistente

Tal vez debería demostrarte si era conveniente, decirte que es la creencia en Dios y en su lenguaje, lo que provoca su existencia.

Y qué intereses contrapuestos tendrías que ponderarte, para continuar con la misma situación de pensamiento y sin aflicciones.


Porque los modos en que languidecen las aflicciones, de ninguna manera tendrían que sustraerte de las razones del bien y esas implicancias.


Pero siempre le aflijes al alma. En un modo, casi irresoluto y constitutivo del saber.  Sin necesidad a posteriori, de pensar por sí acaso, si dios te alegraría el universo o sólo seria tarea mía. 


Y no habría mundo humano sino demostraciones. Y esto no implica subestimar las diferencias, los enredos, y aún, la cosa eficaz del  egoísmo. Sino lograr el bien. El quererse porque sí, a nivel de sus roles.


Es Dios el permitido.



sábado, 27 de abril de 2013

Amnesia

Reiteradamente utilizaste y ocasionaste plagio sobre mi persona. Reiteradamente lo subsumes, lo encandilas  y permites el delito fantástico de los espectros contra mi cuerpo.

Pero como antojarte las dimensiones sí no recuerdas nada. Ni el  alma del derroche, con la telekinesis diaria,  y esos escollos del solitario mar ocasional.

Que aún, determinando las cuestiones básicas del amor noble, guerrero y expansivo de la comunicación honesta, es necesario para dominar la mente, el olvido sincero y su remontabilidad. 

Pero prefieres a otros. Al amante ideado bajo la zozobra delictiva.
Al que hiere sin lamentarlo. Con oportunidad de goce y al desbande de lo ingenuo.

Quisiera tenerte resonando la idea de mundo. La idea de mundo que no despierta tristeza. Esa conclusión que no admitiría que existías.

viernes, 19 de abril de 2013

De la Conciencia sin Alma

Se odiaron por la guerra hasta decirse venganza. Se odiaron y mistificaron. Pero nunca determinaron los motivos concretos del resquemor.

Poder, querer y la negación de la negación.

Se odiaron. Enfundaron la sintomática de la ansiedad y lloraron.

Pero esgrimieron cosas. Absoluta reserva para no dificultarse.

Y mientras tanto yo ardía en la calamidades de los niños con sus construcciones referidas a no sé qué mundo austero y deseable.


Pero pensaba ardides. Escapar, encontrarte. Lidiarte en la venganza.

Aclamarte sí fuera necesario. Y no creo pertenecer a la neutralidad que algunos dicen poseer.

Necesitaron posicionarse casi como espías. Apoyarse. Pero ya no creo en la pasión.

Se odiaron. Tomaron la guerra y se odiaron.


martes, 16 de abril de 2013

Modelo, Respiro e Imaginación

Entonces quedamos incomprendidos en el despliegue de argumentos para razonar la existencia de la Inmortalidad. 

No sólo por cuestiones de lo más invisible, abstracto. Sino acaso por  lo más concreto y palpable, quedarnos sin experiencia.

Es ahí entonces, bifurcación del pensamiento, que entre creencia y posibilidad de manifestarse, se nos refuta como falsa, ante la imposibilidad de ser aprehendida. 

Pero debería admitirse que cualquiera de nosotros caería fascinado con la sola posibilidad de cruzar la eternidad de los tiempos de un solo flechazo. Así Como el amor, la mente se supone permeable a estas consideraciones.

Verse estéticamente como los antepasados, bien podría pensarse como idea de melancolía, como idea de aferrarse al futuro, afianzándose en el hilo conductor de la mente, pero bien podría ser un simulacro de eternidad no adquirido por los saberes específicos. 

Y uno adquiere valores de congruencia e incongruencia desatando la tormenta del tiempo y el tesón por vivir. Pero nunca suponiendo la categoría de mundo invencible y esas cosas de la soberbia humana.

Pero así estamos de benévolos, listos para atacarnos finalmente.

domingo, 14 de abril de 2013

Mercancía, Sagrado Corazón y Los Altruistas

Demostrarte la verdad oculta, plegada en las rocosidades de tu vida, no tiene alguna importancia.

Menos ahora que te tomas el trabajo de difamarme, pensando en dioses estrafalarios y esas roscas post-mortem. Que decirte.

Pensarte como el amor de mi vida no tendría sentido. No lo tiene y quién sabe sí es cierto que alguna vez existí en alguna de tus variadas mentes. 


Compruebo mi letanía. Mi desconcierto. La incertidumbre del tiempo, el oprobio de los celos. Y no me interesa seguir mintiendo la croqueta del amor subyugado en el cuerpo y la mentalidad siniestra de terceros. 


Propuse olvidarte. Claudicarte el corazón al fuego y no pude. Y sí acaso fuera por fuerzas extrañas. No lo sabría. Sí bajara Dios y restableciera el mundo, seria insensato, ya que sólo te integras a la lucha soberana de los que se apedrean en el cielo.


Es ingrato decirte que te amo sin corresponderte en tus sueños. Que nunca me tendrías para eso que tanto aprecias, la infancia de un nuevo mundo, donde desarrollaríamos las mentes para enaltecerte, naturaleza, dinámica de los cuerpos y los sentidos adquiridos.

Debo dejarte. Como bien hacen algunas drogas, de los hombres.




martes, 9 de abril de 2013

Esbozo del Amante en Clandestinidad ll


Y es por esa grandeza de no compartir ideales, que me fui con otro.
Qué sí supieras de la honorabilidad de otros mundos, acaso me 
perdonarías. Pero ese no es tu modo. 

Sólo e incólume te reafirmás en la predestinación de los cielos moleculares, inabarcables, detectables sí, pero insidiosos de la rabia perturbadora que me ocasiona saberte de otros.

Ocasionando hendiduras perversas en la historia. Inclusive más, otorgando especificidad del saber hacia la muerte del mundo, que en apariencia, no seria verdadero. 

Pero una y otra vez, te vuelves al ruedo. Con la prestancia de lamerme el decir, suponiendo la unidad de sincronización de las mentes, tiempo de la incorporalidad y la razón del ocaso. 

El intento vano de la materialidad del Amor. Y eso son los refriegues del mundo. 

Principio del  amante clandestino, oculto. De otorgarse a la bondad, de especularse sin nombre.

martes, 2 de abril de 2013

Esbozo del amante en clandestinidad 1

Al clamor de los motivos adversos volviste a mirarme con emotividad.

Aunque nunca supiste de mi destino, ni te halla interesado la vida de sufrimiento que supiste articular, volviste y gatillaste el desprecio hacia las razones de perdurabilidad.

Esto es lo que cuenta verdaderamente en el instante de enjuiciar tu amor. No por lo intereses contrarios al desplante de otorgarme, ser amante. 
Sino, por esa razón, strictu sensu, de aparentar el bien, cuando en verdad, te afianzabas en el mal.

No creo, ni merezco salvarte, Tierra. Ni mucho menos, esa posteridad de vivir, qué cómo dicen algunos, territorialmente de una mente a otra mente, al rayo de luz que ama y se va.

Pero menguando en un amor delicado y fino, que derrama tristeza al son de un mundo real y desprejuiciado, no dejo de manifestarte el dolor y el rechazo. La angustia de perecer clandestinamente.