domingo, 18 de agosto de 2013

Una Mente Brillante

Una mente que podría detener el cuerpo, que podría encajetarse de antemano, al tiempo del concepto del mundo y su decantación, me obnubilaría. Me desbordaría. Y eso que una mente brillante no existe.

Pero una mente con la inconducta de los pasos acortados, eficiente por adecuar secuencias no amigables con los déspotas del pre-juicio, no existe. No existe y no miente por ningún Amor.


Se estabiliza y reza, pretendiendo milagros que generen lo pío de la paz. 

Entonces una acuciante definición de la vida, la vida de la introspección, es no creer en la Vida. Pese a la intromisión, pese a los artilugios de favorecer a los modelos de vida de corte retrógrados. Poema de la brillantez del mundo.

Y una mente brillante no existe. No existe y depara lo lógico por cualquier lío de polleras y esas cosas del calentamiento porque sí. 


Aunque al cabo del mundo, una mente sin brillo de la sinceridad, tampoco supondría extrapolarse al infinito.


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