lunes, 16 de septiembre de 2013

Cuadernos de la Necesidad

Tendría que decirte por obvias razones, que tú personalidad esta desacreditada totalmente por fuera y dentro de nosotros.

Algunos modos tuyos, se escapan de los actos nobles y no hacen honor a la realidad social donde se legitima el mundo. 

Por tanto, el desagrado producido en vastos sectores del ecosistema crítico, plano, rector y conducente de la vida humana, donde las razones que otorgan la guerra, la intemperancia y esa cosa común del mundo entero, no omiten mentirte por no tener lenguaje.

Y en este sentido, ausentarme de dichas explicaciones no sirve. O acaso si, al menos para que sientas la felicidad que se supone quité.

De tus coetáneos, de tus amores, de las cosas necesarias y perdurables que hacen de tu esplendor.

Y aunque no lo creas, sueños de unos y otros se irán restableciendo y dinamitando cómo cualquier idea que sufre del tiempo.

Resurrección, la vida y la muerte; notables algoritmos de la existencia humana, se encuadran sin querer, en las simbólicas pasiones del Mundo.
Moldeadas bajo el módico fragor de los nombres, que sin Dios hermoso (inexistente), objetado por amor abstracto, se infiltra en los cielos, adquiriendo la sabiduría de los restantes. Aura. Dignidad. Relámpago. 

y entonces admito el Amor por el dinero. Pero acorde a las imperfecciones que me impone el Mundo. 

Como esas otras tantas imperfecciones que se suponen verdaderas y no lo son, resbalando en los lomos de los caballos corruptos, envenenándolo todo, a cuesta de un mundo que se horroriza de sí mismo.

A permiso de mí alma, siento el desprecio por aquellos que sincronizan lo perfecto. Pensando de la sinceridad y lo correcto, de simular pasiones adquisitivas. 

Doblegando hasta el hartazgo las pobres ideas del Bien, que carcomida por los inútiles, otorgan razón y legitimación a las huestes de lo perverso, cínico.

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