jueves, 31 de octubre de 2013

Lo Erótico de lo Desalmado

Interpretar es una idea básica de cualquier sistema. Interpretar podría decirse que es, un factor necesario y cómodo del conocimiento. Pero interpretar implica también, resarcirse con el mundo y sus distintas aseveraciones. 

Porque si la similitud de interpretaciones que existen, a propósito de cualquier idea, se encauzan en un incausado sistema de organización y planificación de fines, esto es, interpretar por interesar, interpretar por interpretar, desarrollar, comunicar; la hipérbole de traicionar, la idea misma que se verifica, es fantasmal para nuestro mundo.

Entonces yo me quedo desahuciado en esté mundo.
Conocimiento de desenvolverme en el amor y cuando fuera, llorarme.

Exteriorizar la falta de interpretación correcta y olvidarte. Porque no tengo cuore verdadero ni el quórum fortuito para amarte.

De tal manera, no puedo quererte. Ni quererte, ni odiarte. 

Pero esto no es una interpretación acertada. Porque supone un mundo aparte, y eso lástima.

Pero mientras el mundo sea superfluo y se siga considerando mundo, yo no tendría que interpretar tu amor. Porque sólo estarías en las instancias de la contemplación. En el agrado de la música.

Pero no realmente conmigo. No realmente interpretando conmigo.

Y eso me hiere. Me hunde y me hiere. Y nadie dice entonces del desparpajo de herir por amor. 


Porque supone modestia. Y no quita de ninguna manera las legiones interpretativas al mundo. No quita. Ser escéptico y tenerte en lo abstracto, sólo es un modo de relacionarte.

martes, 29 de octubre de 2013

Terapia de la Intensidad (Default)

Una fragilidad inhibida comienza a desarrollarse en mí mente. Quizá sea , por los elementos objetivos de las acciones. Confabulaciones de la sociedad, y no tengo nada para elevar la persuasión. 

Y entonces el enfrentamiento con la imaginación del ego. El modo necesario de ser, para encauzar la calma del amor. Amor escondido y encubierto. Pensando de la angustia por la desacreditación del mundo. Pasión. Falsedad y los estereotipos de las gentes.

Momento culminante cuando el tifón de la fragilidad de cada uno, (mundo interno y supremo), exterioriza la pasión acertada, y elimina los preconceptos de la sociedad libre y sus inertes modos de gobernabilidad.

Y pese al caso, somos frágiles por convencimiento. Por sabernos frágiles e inocuos de la posteridad.

Pero la mente propicia la necesidad de articular una economía que aún, en el convencerse de los fines, diga de imponer lo justo medio. 

Y no es cosa del amor frívolo suponer la vida austera e imponer privilegios para algunos pocos.

Lamento entonces, inhibirme de ser pasajero en los placeres déspotas de tú mente. En tanto, una coordenada frágil del viento me indica que saber muchas cosas, aún en la especificidad, no tienta a mí reino.

Pues la sensación de desapego del amor que ofreces, es incondicional de tener que sujetarse al suelo, por motivos aún no explicitados por la ciencia.

Cómo sí el objeto de estudio de los amantes racionales, no tuviera la relevancia necesaria para enardecer a los que imponen justicia. 

Y lo frívolo es, entonces para algunos, la intertextualidad de los hechos, lo que otorga la necesidad. Necesidad que legítima e instaura el corrimiento del velo.

Sólo para pasar el tiempo. Instancia contingente del mal, y al instante, la disconformidad. Sólo para pasar el tiempo.

Partiendo de está consideración, el mundo frágil de la mente aúna entonces, el núcleo de los pensamientos. E inclusive, podría rechazarlos y comenzarlos en otro tiempo. 

Otro acontecer, otro momento. La posibilidad de la intuición. Plausibilidad de cuando conviene la superación de prueba del amor verdadero.

Aunque no interesa. Esas cosas, de la realidad del amor, no interesan. Porque ser frágil, también importa descreer de dios. De las cosas. Y de la intuición con la verdad, sin saber amarte.

miércoles, 23 de octubre de 2013

La Pasión de la Clase


Aún no logro propiciar la manera de recordarte. Aún no lo intento.
Un tedio legitimado en inhóspitas ideas de clase, me conjuran de amor y esas cuestiones. El funcionamiento del porque sí.

Pero una memoria del querer, supone el funcionamiento de varias virtudes.
Acosar mis instintos y reprimirlos, supone una lógica que es tarea casi necesaria de soportar el dolor del mundo.

Pero no por eso olvido de quererte trascendentalmente.
La naturaleza es idiota sí, en muchos sentidos, pero pretende de las costumbres, la razón digna de recordar el mundo funcionando armoniosamente. Y no, con el propósito de desvirtuar desigualdades y diferencias. El amor a destajo, munidamente. 

Lo abstracto, lo intocable. La perdición en el plus del goce.

El pensamiento de que el mundo, a pesar de que no estés conmigo, genera futuro aún en el ocaso de la guerra y sus contradicciones.

Pues la sola representación de amarte, inhibe en medida, el afecto de conducirme en esa imposibilidad de extinguirme. Eso significa que nos shokeamos escatológicamente.

Y llorar. Llorar porque fuiste mía y nada entiendo. Y cuando el amor es serio, podría maltratar a mí afecto. 

Importando egoísmo, avaricia y, cuando fuera obvio, importando mente ventajosa cuando los malos dicen ser buenos.

Un siglo de los revolucionarios entra en decadencia. Y yo quisiera memorizar, esos elementos que confluyen según el enfoque gozado y enraizado.

Y esto supone tendencia. Tendencia de la arbitrariedad y otros supuestos. Idea humana de cuando sucumbimos al deseo. De cuando perdonamos la instancia y los requerimientos, más nunca lo divino.

lunes, 21 de octubre de 2013

Justice without confrontation

Prefiero adelantarme al vislumbre de los acontecimientos, para que tengas idea de la sensación de hartazgo que se experimenta contigo. 

Y no por charlas sofocantes donde las limitaciones del mundo propio, no coadyuvan a convencerte de la idoneidad de los muertos.

Y aún no tengo experiencia. Acaso teniendo principios, pero no causa fin. De esta manera, es la justicia humana la que intenta convencerte del poder del amor, del poder de lo real.

Pero sólo es imaginación de los pobres. Sólo es, una imaginación de los ingenuos. Que se persuaden de su historia, ocultada en gruesas confrontaciones del ser. Sólo esa verosimilitud de la inquietud, podría enajenarte en la multitud del desierto.

Conformando una justicia ardua. Necesaria y sin suspensión del derecho. Con la plausibilidad de base, ( esa cosa incontenida de legitimar lo dispar, siendo lo particular en lo concreto), por tanto, no es amor, el trabajo de significarte y quitar particularidades y objetividad al desmadre del mundo.

Por el contrario, se persuade la justicia en tanto justicia, del antagonismo en la conformación de clase, e intenta quitar real malicia a los objetores de conciencia (amante de sí mismo). Conciencia imparcial. Conciencia performativa que desglosaría al mundo.

Y todo por saber enamorarme ficticiamente. De las adyacencias del deseo y sus bienestares. Lo que otorga cámara lenta a la visión vectorial del mundo y cualquiera de sus confrontaciones. Dando ineficacia a las intenciones más déspotas que las articulaciones de justicia dicen tener y, dicen amar.


Inventiva no proporcionada por un justo hombre que no existe. Inventiva de la aniquilación divina, territorio de leyes y poses del mundo. Posesión altanera de la alteridad. Miedo espiritual de la gracia. Volar. Ingratitud de la creencia en dios. Esas excelentes pretensiones del mundo.


Pero un hombre sin genio, podría vérselas con la justicia humana, más nunca vilipendiar al sol. Esa justicia, de la inquietud, nunca ofrece un sentido.

sábado, 12 de octubre de 2013

La Atmósfera de la Confrontación

Drogas. Estética existencial de la vida. Así comienza y declina gran parte de mis despojos. Y sí, si fuera por mis indicios de alma mater, los rodeos éticos que algunos intentan conmigo, son en vano, pensando que de lo particular a lo general, hubiéramos cambiado el mundo, de no existir apriorísticamente la muerte.

Pero mí mente se sabe sola. Inventa, distrae y elimina cualquier concepto.

Conserva las similitudes, en cuanto vanagloriarse de lo impropio del amor de uno, podría desacreditar y enemistar a cualquier voluntad. Pero eso es justamente lo que supone el invento del amor sin impurezas. La confrontación. El ego envuelto en propias territorialidades de las acciones.


Y aunque del sarcasmo se diga, que se conforma con elementos confluyentes de la serotonina, de la dopamina, y de tanta cosa existente, podrían llamarme exceso, pero nunca exceso que legitime la historia de la confrontación. 


Pero pensaba de las drogas. Pensaba lo border e inadecuado cuando confrontan los elementos de la mente:


Racionalidad e irracionalidad.


La eliminación de la sabiduría del cuerpo. La eliminación de la fe negativa. Su posteridad. 

La eliminación de las intuiciones con el principio supremo de cultivarse. La letalidad, creando manifestaciones con decisiones observablemente inadecuadas. Y siempre, por la prejuicialidad.

Correr la suposición de ideas desligadas de la elevación, que implican compartir tradiciones de mundo sin rastro ajeno y propio de la mortalidad alguna.

Y entonces el desconcierto. Tirar droga para mistificar al viviente. Sujeto angustia de la atmósfera.


miércoles, 9 de octubre de 2013

Jugar al Mundo

Hubo un día en que el mar resplandecía, y yo me encontraba absorto.
Desinteresado porque lo mismo de las costumbres, donde antaño decían, que el conflicto del mundo pasaba por extrapolarse en química de contrariedades (mundo), posesionaba en dinero y recorría cualquier cosa que no fuera yo.


Y me imaginaba. Imaginaba el sacrificio del mar, enterrando esos brutos sentidos de época. Aunque sólo fuera por eso, aunque sólo fuera por ese amor de los malos. Incorruptible y siniestro. Y aunque no desvaneciera la vieja sensación de egoísmo y futilidad con la que crecen los hombres, en sus ideas, en sus prácticas. Pero soportan a Dios.

Y para prever, juzgar la certeza. Hablar, para quitartélo de las emociones del goce. Y olvidar. Olvidar entonces, que te amaba en mis ratos libres. Como los idealistas, que aman el bien y luego condicen con la superflua necesariedad del mundo. (virtual ficción del acontecimiento).

Y desgarrar. Con la impronta de las equivocaciones. Pensando lo mejor de los amantes e intuirme en la cordura, la felicidad. Soberbia cuando distingo el mundo.

Pero yo no tengo ese momento. La necesidad de clase para encajetarme con ideas inmortales, y suponer trascender los tiempos, expresando agravios y dando amor aunque no me arrepienta.

domingo, 6 de octubre de 2013

Verdad, Ciencia y manifestación

Un duro informe podría ser, sí se quiere, la verdad en el conocimiento. Un conocimiento denominado, en todo caso, expresión del porque sí.

Verdad en el conocimiento, pero por capricho de la información alterada. Referencia del antagonismo. Duplicidad, mentira y leve extorsión. Otrora falsedad de la ciencia.


Pero el conocimiento se expresa. Manifiesta la inquietud, pero no, a importancia de la altitud del deseo. Combate las agallas de la complacencia. Dignidad en cuanto verdad.

Y sí las fórmulas del conocimiento podrían abrir el espacio, en cuanto belleza desvanecida del cielo, ya no habría manera de cerrarlo contundentemente. 


Porque acaso la construcción, límite permitido de la ciencia, cuando claudica en conocimiento y verdad, desarrollaría en paralelo el nuevo objetivo previsto. Ciencia. Manutención del ala, hábito afín de la naturaleza.

Y entonces las explicaciones. Donde alternativamente viven y reinan conceptos y similitudes por doquier, que la metaciencia, lengua falaz, legítima para escaparse de la serie o, a veces por lástima, la recogen de la mano del dolor con la austeridad del principio. 

Ciencia. Conocimiento y estupor de la mente.