domingo, 26 de enero de 2014

La Encamada Rusa

Y esto fue, en función de los celos causados por el clamor de la libertad, por el amor determinante, cuando pretendías la dominación casi absoluta de los mundos.


Absorbiendo cada instante de cultura que se escurría de entre las manos.

¿Pero eso es el olor al miedo, a la guerra perdida y desatada por ignorancia de los interlocutores, que pretenden saciar la sed de los déspotas, a priori de los acontecimientos?. Eso no es trampa, distracción, ocultamiento. Es la correspondiente territorialización de las verdades.

Pero la confusión de estrategia rara vez se implementa a costa de garantismos inexistentes. Porque ninguna codicia del mundo, aún las mas nobles, pueden supeditarse a mentirte, a lamentar ponderaciones falsamente durables.

Esta es, en todo caso, la grave acusación que significa para el mundo, actuar como político; lo ficticio, acaso sobre lo real de la insignificancia.

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