Una corazonada me dijo que no. La historia de las multitudes al borde de la desesperación. Y eso implica la especulación de los sueños. La no eliminación de la frivolidad, y esas cosas altaneras de tu ímpetu. Que en verdad, denotan los contextos adversos para la similitud del desierto.
Y entonces era cierto que suspirabas por supuestos gobiernos revolucionarios. Y que ni culpa por no poder ofrecer imaginación y algún atisbo decisivo para implementar esas ideas.
Ése es el plano del amor. Hipocresía y reino de los cielos.
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