jueves, 6 de marzo de 2014

Señuelo de exportación

Incesantemente renegaste de mí. Cómo esos sueños de explotadores de subvertir al enemigo.

Pero es un acierto acorralarte para enojar al cuerpo del encantamiento. Impostando la dopamina, para materializarme en sentidos contrarios del mundo. Acaso  los negadores del fascismo simbólico de la calle, digan lo lógico del improperio hacia mi persona.

Pero entonces los elementos del amor real juegan de manera disvaliosa, por honrarte más por cometidos de la templanza, que de la fidelidad al corazón central. Demandarte por cuestiones abstractas entonces no me aterroriza, ni me legitimiza.

Porque actuar con la necesariedad de los impunes, huele a representación altanera de algunos cómplices. Que sólo buscan mantener el anonimato para la clandestinidad en el desconcierto de las manos. 
Y el secreto brega para la frivolidad de la mente.

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