lunes, 28 de abril de 2014

Hospitalidad, dislexia de la confrontación

Debería haberte apropiado y sin más, destronarte de presunciones tontas y superfluas. Aunque sienta que la misericordia fluya como algo obsoleto para las latitudes ineptas en las que vives. Y es cierto, somos imbéciles al adorar consideraciones impropias de tenencia en el mercado y la gula de los impostores. (aplicabilidad de norma en el amor, ángeles muertos y sin criterio de destino).

Y es sabido que los resultados positivos que lograste, con las infiltraciones en cualquier vericueto de mí alma (deseo), se torna información relevante.

Pero iré por todo. Iré por el jaguar de satán, aunque simbólicamente es un gesto, por las vírgenes denunciativas y el cosmos de la arrogancia hipócrita.

Y  te enunciaré acciones de juzgamiento. Sin lo capcioso de la mentira común. Utilizando directrices básicas de objetividad que recordaran de la orfandad que impone la estética en tú cuerpo. Con los guerreros. Con los inventores de la ley. Que sin ningún tipo de vergüenza se acoplan al reino de los cielos para clamar justicia donde no la hay.

Debería apropiarte. Adularte y brillar.

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