miércoles, 23 de abril de 2014

Los Espías De La Consagración

Un poco de química solucionaría esta gran cuestión. Al parecer, no hay conocimiento de la intuición que pueda prever cualquier alteridad posible dentro del sistema.

Esto implicaría lo siguiente: Por un lado, la grave intromisión de partes en manipular datos sensibles de la idiosincrasia social. Por otro, altísimos fenómenos de la ansiedad simbólica que corroboran, placer y goce.


Excepto por aquellos inframundos que no pueden alegar la corroboración científica.


Y nosotros nos observamos contaminados en esta consagración de la palabra. Puesto que nos toca, y siempre, determinar lo inconsciente de nuestros vencidos.


Otrora, el denominado mercantilismo humano y la gravedad de sus historias.


Pero decididamente el campo de la inteligencia apela al juego de los inventos. Impone verdades a espaldas de sus antecesores. Domina los deseos permitidos de la inocencia y, entres otras observancias, segrega el arrepentimiento de la opinión pública.


Pero la química nada dice de que algo o alguien, impliquen o  quieran, cumplir el rol de espía.


Porque nunca nos exasperamos en la voz de los espías. Fue la vida la que nos las impuso. 


Y te tenemos con el temblor de la angustia. El riesgo opresivo para no verte más. La de la ignorancia. La de la desaprensión. El invento tácito donde la mente impone rencor.

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