Era figurativo decirte que te amaba. Quería el lastre de la sexualidad y un poco de benevolencia. Aunque a veces prefiera la cláusula de la usura.
Y no me imaginaba tan rencoroso con el amor de la muerte indigna. Eso supone la basura de la mediatización y el bastardeo perfecto contra la conceptualización correcta. De las acaricias con el resto.
Y gimen los demonios cuando despotrican los incorrectos de la paz social. Verbigracia de los codiciados, dulzura del goce sistémico. Opresivo, periférico, y oculto con lo denso.
Era verdad, entre tantas cosas fútiles de la vida, sentí curiosidad por la constante denigración con el mundo.
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