lunes, 9 de junio de 2014

Esta atrasado el amor de Dios

Tanto morbo que olvidaba mis pertenencias. Mi sensación de bienestar se licuaba del mundo, y del perogrullo en ardid de la sociedad. Es que no tuve tiempo de amarte. Ni de amarte, ni de quererte. Porque siempre estuve acostumbrado a la reyerta de los juzgamientos parasitarios . Esos que nos condicen y atrasan nuestra mente.

Pero quería languidecer de amor. Humillar a los incapaces del alma y superar el odio de guerra tras guerra. Aunque no supe. No supe, y tengo que admitirlo, la croqueta por cambiar de vida me hace añicos el corazón.


Y no por vértigo de mi idiosincrasia, si nunca dimití en los médanos, con esos pájaros sonrientes que ocultan saber del naufragio y su decantación.


Acaso le decían al abstracto, denegate en el sacrificio. Imposible llorar por lo mismo. Quien no suma conducta, no se exterioriza. 

Era el morbo entonces, el que lamía los pies del hombre.

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