miércoles, 11 de junio de 2014

La Estructura de los peces y el rodeo con el Sismo

Era un infortunio pensar en el agua insignificante, cuando la explosión de la osmosis se filtro de la empresa. Y nunca distinguía la cosmovisión de los formadores, de una teología inhóspita y pendenciera. Porque al parecer, ni la afrenta de la dopamina, ni los drogones de la justicia, tendían el puente hacia el altruismo del sismo.

Arte de la perorata. Estudiada e inventada por las distintas estructuras de las sociedades, que decapitan e ignoran la flotación doble y paralela del mando.

Entonces nada coincide con nada. Las investigaciones sostenidas, se tornan rizomáticas y plebeyas de la consideración perfecta. Una máquina delimitativa del amor, sólo trasluce circunstancias pétreas y de ningún valor.

Próximo a la inflamación raquídea de los peces, una iluminación artificial era nada, cuando reíamos del naufragio.

Es que denostamos el sacrificio pensativo, dando celos y la obsesión. Incluso cuando la estructura piramidal de los peces se oscurece y pierde su letanía. Y su significado.

De la letalidad.  Cuando el placer de la carne y su sudoración determinan la inaccesibilidad propia del mundo. Rodeando al sismo y la fuerza irresistible del magnetismo, otrora, su decantación.

Y a veces, a contracorriente, nadamos a las perfecciones. Compendio falaz y sin drama.

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