viernes, 22 de agosto de 2014

Colocar un nombre, Declinación

Y como si fuera poco, te extraño. Te extraño cómo nunca antes me había sucedido.

Pero obvio que mi ingenuidad no me permite expresarme del todo. Tanto amor ofrecido y denostado, que no existe ante tanta falta de sinceridad, el recurso exacto para comprender la ausencia de dignidad para el diálogo.


Un diálogo que presupone la pretensión de decirse verdades. Aunque sepamos que lastimemos susceptibilidades. Susceptibilidades que hacen al modo en que construimos ese amor desesperado y antiterrenal.


Aunque a la brevedad, tu nombre quedara flotando en mi mente. Con genuino amor, lujuria y la necesaria pasión. Con la sapiencia de la información en el tiempo, yo te daré el coraje necesario para vencerte de tus miedos.


Es visto que nada es tan ingenuo como pensar que un humano es inmortal y que regresaría de otros mundos. Invento por doquier para creernos sabios de ideas tristes y plebeyas. Verguenza.


Verguenza es no  mirarte, por temor a una muerte indigna.

No hay comentarios: