viernes, 15 de agosto de 2014

Los Escandinavos

Desde la desaparición de tu imagen,  algunas veces encontrada en apariciones milimétricas de la mente, nunca más volví a resolverme los sentimientos de deseos carnales pudorosos.

Al vuelo de los pájaros, la nave subvertida del dromedario se especializa en cuestiones que nada dicen de la ponderación de enfrentarse con estructuras desconocidas. Acaso es un deleite.


Pero si utilizás la ilusión para evitar malograrme la congoja, nunca te demandaría. Es una fuerte impresión de mis sentimientos. 


Como amarse a escondidas del mundo, ocultando algo de la intuición sana y sagrada. Vertiente sado espiritualista. El modo de la naturaleza porque sí. 


Aunque era envidiable la perfecta sincronización de lo inexistente. Del amor desaparecido de la memoria. Y que a veces, tenga el plus de saberse digno. 

Entonces, no creo más en costumbres de pueblos que ignoran la buena fe de sus pretendientes. Que evitan el amor, por temor a prácticas desaprensivas.

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