A ciencia cierta, no podría determinar la profundidad telekinética de tus gestos hacia la sociedad de clases.
A veces, es tan difuso el apareo de ideas, que contradice lo que aparentemente sería la mejor aplicación de la emancipación femenina.
Y por lo bajo, hombres de izquierda enaltecen las propiedades desiderativas de su ser. Aunque nada es tan campestre en el mundo, cómo creer que el amor brillara en ciudades televisivas y antisistémicas de la elucidación profunda.
Campo y bienestar siempre se llevaron bien. Campo de la naturaleza y contracultura nunca dejaron de articularse. Y es verso lo de desearse por una consideración permisiva y que transgreda las normas.
Aunque es amoroso el vello púbico escondido en los deseos del rol de padre. Aunque no sea jovial y esplendoroso, y permanezca oculto en los topos de la inteligencia vernácula.
Haberse visto. Nunca las comunidades hegemónicas se untaron el nombre, con posiciones mágicas que echaran luz, a seres de ciencias con otra dimensión.
Porque la legitimidad la otorga el resto. Pasiones de pendejos y gresca del amante volteado.
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