lunes, 1 de diciembre de 2014

Archiduque, tango, Buda.

Y no me importaba nada soñar travestido las realizaciones de los pueblos.
Incluso por motivos de prejuicios y gente adversa, te mentía porque no quería levantarte. 

Aparte siempre fue desconsiderado que el resto del contexto te hiciera el handicap para vencerme y enamorarme de vos. Nunca desconfié, de esa gente calificada e ingenua a la vez. Pero la historia de lo auténtico no te alcanza para generar la credibilidad necesaria. Por cierto, lloré esa vez que te burlaste de mí creencia. 

Y de colmo, era de verdad cuando dios creó el mundo y estipulo lo necesario para dudarlo. La ciencia me lo alega. Aunque no existe entrometerse en el amor porque sí. Dividir bajo una consideración intempestiva no es del agrado de los que desean revoluciones quedadas ante el fuego de la tibieza. 

Y yo no. Yo no te querría para hacerme rico y olvidarte. Eso es de los hombres. De los inmortales.


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