miércoles, 31 de diciembre de 2014

Música Para Caperucitas

A último momento de observar la discusión de los hijos en cuanto creer o no creer, me retiré del lugar y rezongaba de Dios por no criarme genio.

Si hubiera sido genialidad el acto del sacrificio (sin rencor) la media obrera encontraría la posibilidad de la felicidad en otra cosa. No en la necesidad del alimento, ni siquiera en la del soberano. Pero desconocía de la creación de las sagradas escrituras.


Me fui al terreno y lloré de amor. Lloré tanto de amor, que nadie sabía de explicarme los prolegómenos de un artefacto innecesario. Y era evidente que Dios menos.


Al tanto de la superficialidad ofrecida, nos dimos amor y algo de sí.

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