martes, 10 de febrero de 2015

Fastidio Del Sado

Le preguntaba si quería ser mi amante. A escondidas porque era lo que se estilaba. 

No puso resistencia y se comió el pescado victorioso. En breve, y por falta de autoridad moral, vigila los amores engañados de rupestres manos que pretenden más de lo mismo.

Yo le tenía el calor por el candor de un amor inalcanzable. Pretendido por los poderes de turno. (Virgen)

Aunque no se pavoneaba considerando la lucha de clasistas fastidiosos. Al contrario, lucía las carnes permeables para el ataque. Y un día cruel, murió.

Murió con el daño cerebral de los payasos.
Eterno era su amante que no lo quería.
Humanismo y psique-función.

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