martes, 31 de marzo de 2015

Trenzas, El Ninguneo

Tanta fragmentariedad producida en los distintos grados de conocimiento que ya lo ninguneaba. Perverso incluso, al intento de demostrar inocencia cuando harto evidente era inducirme al engaño.

Pero podía (amarte) de verdad y no cercenarte en tu libertad, cosa que nunca entendiste. Acostumbrado al dopaje de ideas, que mienten adrede con tal de generar ira y dar deseos de malentendidos.


Y yo, luchando por salvarte la vida de animales perplejos y ejércitos de soberbios que no les preocupa más que lograr su impunidad eternamente. 

Fácil como cuando en la historia ningunean a Dios, a su mundo y a su lenguaje.


Y no tenía nada de neutralidad a la hora de sofocarte. Te quería bien.

Cómo Dios sedujo al mundo, te quería bien. Contextos y dilucidaciones. 

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