domingo, 5 de abril de 2015

Los Acosadores Cibernéticos, Sin Drama

Te tenía que desdoblar el tiempo. Me mataba la rosca de los amores imperceptibles. Encima creía en Dios. Tremendo barullo, aunque asombrable por su capacidad de meditación con una intensidad sólo soportable para soberanos de la liturgia clasista.

Yo casi me insinuaba como espía. No tenía elementos de enamoramiento con el sistema pero era insistente la aparición de dicha persona en mi vida.

Tuve que distanciarme de los sentidos. Tanto en la química como en la física. No volví más. El amor cuántico no se ve más.

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