sábado, 9 de mayo de 2015

Analfabeto Sustancial

Tremenda sustancia perfecta, y me omitías para que no dijera que habíamos subvertido el orden pre-establecido. Una cosa muy común en eso de desconfiar de los padres y sus enseñanzas duraderas. No interesaba.

Tenía tanto calor en la noche que diagramaste el atentado más científico de tu naturaleza que, ¿qué iba hacer?, no tenía pulso para preguntar las arbitrariedades del caso y entonces debía juntar templanza.


Inventaba la consideración del mundo. No sabía que ocasionabas el más grave problema de tus socios sólo por evitar perfeccionarte.


No me querías. ¿Qué, acaso tu  Dios sabía mentir?.

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