miércoles, 6 de mayo de 2015

Yoga, Taquicardia.

El patrón no me quiso. Tuve que naufragar y entregarme al fetiche del resto. ¿Qué otra cosa podía considerar, cuando los vaivenes de mi existencia dependían sólo y necesariamente de su respiración?.

No me quiso. Uso magia roja y se estrelló contra los lúmpenes. Siempre me decía que respirara en el sentido contrario. Ni que bailáramos tango y deseáramos codicia del placer de la infidelidad.

Y nunca me falto el prejuicio. De creerte que siempre te tenía alzada y con ganas de mi talento. Por suerte, nunca fue tan plausible la mentira de ser buena persona. Hacía yoga. El Patrón reía y ordenaba cualquier subterfugio razonable.

Ahora comprendía. El patrón no me quiso.

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