viernes, 14 de agosto de 2015

La Cama Política

Yo tenía cero decoro para las armas de la juventud. Aunque de igual manera, no era lo qué más interesaba a los fines de plantearle un mordisco a la nena virgen, cuando el alguacil meticuloso y sin ningún malestar, nos diera la complicidad necesaria.

Le sugerían que adrede, tendrían sendos mecanismos de un lenguaje predestinado para la nada perfecta. Negociar, sin supeditarse a ideas banales de los hombres del campo y en contra de la naturaleza era lo más complicado. Se des-dijo entonces ( la ciencia) de demostrar pasión por un pendejo que no valía la pena.

Ostrogodo el vago. Bárbaro de los invencibles.

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