Ese era yo, joven bella que no sabías ni la mitad de lo que podía apreciar Dios, en sus pensamientos. Y eras inútil, cuando se te antojaba no quererme por capricho de tus implicancias sediciosas del sistema.
¿Pero qué?, Tenías un concierto de leyes jurídicas sin tocar y no te zozobraba ni el alma, cuando te seducían en mi nombre y lo callabas.
Lawyer. Aunque nunca sepas que te adularon por mostrar tus principios.
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