Eso de enamorarme porque sí, no me va. Es lo que suele suceder y a veces de tanto en tanto, Dios se enamoraba por intuición no comprendida.
Qué se yo, hablar de economía, política y ciencia de los impostores, era para alguno incrédulos, aferrarse a conquistar legitimidades en la vida realmente no ganadas. Y se supone, sufrieron complot.
Pero en eso de la historia, yo te quería por la entrega de tus nalgas. Y en ese sentido, otras cosas más descabelladas que no quiero dilucidarlas.
Me decían que trabajabas para lucifer y qué te encantaba. No tenía yo prejuicio alguno, y poco importaba que tuvieras compromiso con deseos de valentía en otra parte del planeta.
La muerte entonces, era el sentido mi vida. Angustia, deseo, frustración y calamidad. Yo quería igual que al conocerte beses mi boca. No.
Cóctel de hechizo lo que te hizo pensar esas ideas. Lo imaginé.
Aspecto del libre albedrío de Dios.
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