Tenías envidia entonces cuando me adulabas para hacerme enriquecer y luego demostrar que era a costa de los ilícitos que se supone cometíamos.
Vínculo de amor sincero, con los que no comulgaban con tus ideas en verdad no lo tenías. Y era cierto que a rajatabla de las intromisiones que observabas en los iracundos, eran a producto de los que continuaron ciegos en tanto no querían (o no podían) desmitificar al poder.
Yo dolido en la coyuntura histórica, negaba quererte. Aunque nunca iba a complotar para vencerte y fraguar mentiras de corazones que tanto lastiman, al más íntimo de mis seres.
Pero no comprendías. Cegado de oscuridad te enredabas en los improperios del artificio.
Vivir y placer me endilgabas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario