lunes, 26 de octubre de 2015

No, La Admisión De Los Sponsors

Tuve que hacerlo. Desde que logré superar el estado de soledad impuesto por hordas de complicidades otorgadas por generales acéfalos, no iba a dudar en expresar la verdad de la necesidad en mí economía.

Debido a ciertas implicancias del pasado (no hablo de ideología) una y otra vez tenía que soportar el embate de aparatos de inteligencia dispuestos a engrosarme en sus listas de estigmatizados.


Había que verlos, con toda la impunidad solapada entre sus dientes. Diciendo que los soberbios no necesitaban comer vidrio y que aceptar gratuidades en el juego de la carne no correspondía.


Tuve que hacerlo. Un halo de investigaciones perversas se desataban sobre mi camino. Decían que no mentir, era el ofrecimiento de prueba.


El marketing ya estaba en plena dilucidación.

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