La guerra era una sensación dichosa y nunca los pueblos se sentían caducos, ante tamaña posibilidad de expresarlo. Y eso era virginal para algunos pobres meticulosos del saber (Dios se sabe solo). No grandilocuente, sólo y aparecido de abstracto .
y en eso axiomas, incapaces de demostrarnos la veracidad absoluta, reíamos y mostrábamos la tenacidad del sueño. Amarnos sin saber por qué.
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