jueves, 24 de diciembre de 2015

La Arañita De La Dilucidación

Yo consideraba siempre lo equivocado. Iba último en la apreciación del sexo sin amor y eso era antipático. No importaba, entonces para dilucidar lo que la araña sistemática del mundo perpetraba porque ello ya era parte de la moraleja.

Yo era uno de los tantos que sabían de cualquier ley, alguna que otra religión, la filosofía profunda olvidada, y el resto de los dichos de Dios que me llegaban por intuición superlativa. Para el amor, todo eso no me servía de nada.


Consideraba lo superfluo, la libido y el ecosistema de un mejor mundo que desconocía. Iba a la noche y me estremecía.

Espiritualmente, no hacía caso a nadie. No sabía de eso ni de la armonía de las fuerzas del chakra, anquilosadas.

Había arañita del conocimiento. Que tonto.




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