Turismo de la Impostación

Pero no puedo mentir, para esconder emisiones tóxicas del amor desalineado. Donde la mitigación presume posturas anacrónicas en resquemor con la sociedad de antaño.

Esto es evidente. Palpable. Energía no exclusiva. Y no tengo equivalencia para sonrojar de racionalizaciones y cuestiones altamente depositadas en función de; amarte o perderte para siempre.

Esa es la impostación sistemática de los muros. Perpetuos para cualquier alma. Donde se escoge la perfecta idea del humanismo y su territorialidad. Sapiencia de la lentitud. Y las alas viajan por doquier.

La Integración del desaliento

Una corazonada me dijo que no. La historia de las multitudes al borde de la desesperación. Y eso implica la especulación de los sueños. La no eliminación de la frivolidad, y esas cosas altaneras de tu ímpetu. Que en verdad, denotan los contextos adversos para la similitud del desierto.

Y entonces era cierto que suspirabas por supuestos gobiernos revolucionarios. Y que ni culpa por no poder ofrecer imaginación y algún atisbo decisivo para implementar esas ideas.

Ése es el plano del amor. Hipocresía y reino de los cielos.

La Encamada Rusa

Y esto fue, en función de los celos causados por el clamor de la libertad, por el amor determinante, cuando pretendías la dominación casi absoluta de los mundos.

Absorbiendo cada instante de cultura que se escurría de entre las manos.

¿Pero eso es el olor al miedo, a la guerra perdida y desatada por ignorancia de los interlocutores, que pretenden saciar la sed de los déspotas, a priori de los acontecimientos?. Eso no es trampa, distracción, ocultamiento. Es la correspondiente territorialización de las verdades.

Pero la confusión de estrategia rara vez se implementa a costa de garantismos inexistentes. Porque ninguna codicia del mundo, aún las mas nobles, pueden supeditarse a mentirte, a lamentar ponderaciones falsamente durables.

Esta es, en todo caso, la grave acusación que significa para el mundo, actuar como político; lo ficticio, acaso sobre lo real de la insignificancia.

El Crimen de la Desesperación

Cuando comenzaste a significarte por el pecado, nada entendías de lo que decías. Porque esto es lo justo de la hidalguía. No temer asimilar que el mundo implica desabastecerse de uno mismo. Tanto de las sólidas ideas económicas, cómo de las ficticias creencias en postulados futuristas. Admitiendo la posibilidad de la desesperación.

Pero la bestialidad cruje. Aún en silencio, pero envalentonando el crujido. 

Porque nunca subvertiremos el orden. Ni la emoción de las clases, de rosquearte en la fragilidad. El sustento, el temperamento. Legítimo, aún fustigando a los límites. Condensando la reacción del miedo y el aplacamiento para que no digas nada.

Entonces ni la similitud de interferir ideas altísimas del bien, ni los paralelismos cuando el cielo se embravece y pide venganza por los crímenes encubiertos de los solitarios.

La preferencia por la paz, el desasosiego.

La Dislexia de las Marías

El concepto de propiedad, y parte de las aristas que implica desenvolverlo en la práctica, se hace inmenso y abarca muchísimos sentimientos. Tanto de los más intuitivos, cómo aquéllos ocultos que imperan en cualquier pasión.

Y aunque nunca supuse de la avaricia, del egoísmo y las distintas ramificaciones que se observan con fuerza, en el tener y poseer; rechazarte, en cuanto los mundos por fuerzas poderosas se vuelven injuriosos y degradantes, naturalmente se torna insoslayable.

Pero tantas similitudes entre lo abstracto y lo hecho en el acto de la potencia, me despierta humano.

Acaso las distintas vías del aprendizaje denotan la confabulación por estos síntomas. Y no quiero objetar educaciones falsas o inauténticas, pensando que generan el despliegue legítimo para salvar al mundo. O acaso creer, la salvación del mundo.

Porque no alcanza nivel, ni grados de confrontación social, para advertir el derroche de dejadez y astucia para articular y desplegar el Mal.

La Parodia de las princesas sin clase

Algunas consideraciones que no lograste conmigo, tampoco podrías por motivos análogos de la ignorancia de clase, obtener desmintiendo la química del amor y esas cosas que inventan los impostores.

Porque mentiste. Porque elaboraste el raciocinio de los bueyes que toman la palabra, pero olvidan de su significado. Indicando luchas de individuos que sólo afectan breves destinos de particulares.

Verdadera razón de intercambiar ponderaciones para hablar del amor. Sin Ardid. Especulando nombres verdaderos en el accionar teórico de algunas mujeres.

Pero incluso, eso podría lastimarte el corazón. La piel. La lujuria del amante disuelto. Y nunca, pensando anárquicamente, la posibilidad de compenetrarte para los que accionan abstracto. 

Pero es un futuro. Una idea reaccionaria que lo influye e inclusive cuando la desobediencia es legítima, terceriza las emociones. Admitiendo prescindir de la melancolía de los muertos.

Pero no puedo mentir. No puedo, porque es conveniencia sin práctica.

Y el amor no es robarte un beso y pensar de dios cualquier cosa. Suponiendo que sincronizó la mente y la ciencia me dice lo sincero al respecto.

No puedo negar que te quiero sin amor. Pero no puedo enamorarme por el hecho superfluo de lo lindo de enamorarse y luego nada.

Eso es, cuando elucubramos la tendencia y luego suponíamos un deseo. Pero el alma de los dioses esta en decadencia. Y corporizarte en sentido, no es asunto de sapiencia austera. Y algunos decían, princesa y permeabilidad.

Lobby y sustentabilidad del Invento

Adentro de la impunidad hace calor, e inclusive las luces de la inteligencia no soportan mendigar credibilidad, para a veces, instaurar perimidas ideas del Bien.

Ideas incongruentes con la bestialidad de la gente. Pero debemos sustentar un mundo creíble, palaciego, dominante. Acaso presionar implica amarte, cortejarte. Creerte sin la gravedad posible de la infidelidad.

Eso también influye en el lobby. Lobby de los amores correctos y una sustancia oculta que perfora la genialidad detrás de la mente. 

Y entonces sincronizabas. Para la fuga del instante y para despreciar al invento. 

Como cuando nos subíamos ciegamente sobre el mundo y ni temíamos que algún día naufragaríamos por la lengua.

Mares del fondo. Dichosa construcción verídica de los mortales.

Con el Mar en la Mano

Y hacias ruidito, con las conchillas permitidas del mar, la pos enmienda del amor enloquecido.

Sin la remerita del dinero surfeado, de las bajas olas curtidas. Pero nunca me agrande con los océanos. Pensando que domino la totalidad del mundo y no me arrastra la divinitud.

Acaso las características principales del ser en la mano sean la confidencia y re-territorialidad.

Modos tangenciales, cuando la bravura del mar se empecina en amarme. Y no obtengo nada. Sólo el amor virginal del mundo. Y alguna delicadeza del altruismo porque sí.

Nadar. Nadar siendo poca cosa para ti.