Yo solía distinguir entre lo que apetecía mi alma y lo que me sugería el bienestar de algún resto de la sociedad.
Cosas bellas y de índole arbitrarias, eran lo común para los que confiaban en superar el arrepentimiento del ser.
Aunque era cabizbajo el pendejo que creía que Dios era un invento más, metafísico y funesto. Por ello, yo nunca quise parecerme a esos hombres probos y desbarrancados que juraban por la idea superlativa de justamente Dios, y luego se veían con el engaño.
El deseo de la probidad viciada de contenido no me servía.
Juraba y rejuraba que me había equivocado en enjuiciar cuando no era quién. Pero lo hacía. Hombres probos desbarrancados.
No sé, Dios se olvido de su existencia y se puso a escribir. Tan mal no le va. No tiene mucho por Caracterizar. Tiene un Paper. Tiene Un Blog.
sábado, 13 de diciembre de 2025
Dakota Y El Misterio De La Sensualidad De Dios
Dakota me había sugerido que trate el tema del esparcimiento. No había fondos reservados pero había que hacerlo. Internamente estaba denodado, ante las graves acusaciones de algunos dioses de la geografía.
Por ello, estudié mucho las síntesis que proponía dakota para lograr evitar el juicio que en este sentido se suponía final.
Pero no pude. Un profundo misterio existencial del dakota me lo negó.
Por ello, estudié mucho las síntesis que proponía dakota para lograr evitar el juicio que en este sentido se suponía final.
Pero no pude. Un profundo misterio existencial del dakota me lo negó.
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