miércoles, 6 de agosto de 2014

Mendigando la cognición de la prhonesis

No me amabas. No me querías, y sin embargo dejaste una hacha circunspecta debajo de mi reflejo en el fuego. Cordura y meditación nunca vista en los mecanismos de defensa de cualquier amante posible.

Aunque no tenía ganas de una sexualidad que imposibilité mi deseo y gusto por lo bajo. Tanta mezquindad, que el mundo se divide entre maldades prácticas y continuos desenlaces de perecer en el final del bien.

Pero yo te amaba. Tenía amor, corazón desestabilizador, y una trunca infidelidad con el artificio. Cómo ésta, ninguna verdad revelada.

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