lunes, 24 de marzo de 2014

Educación Negra

Es la hipocresía, que a bordo de nuestro itinerario generacional, nos limita cuando pretendemos otorgar verdad y aún indicios, a los hechos que nos angustian.

Pero considerando esta interpretación, aunque prefiriendo no lastimar a nadie de manera individualista, intentamos asimilarnos a modos de vida faltos de carácter para nuestra idiosincrasia.

Y que tanto entonces, que tanto de lucidez perdemos diariamente para que el desenlace del mundo sea tan funesto como las guerras ofrecidas a Dios. 

Y es el colmo encargarse de educarse sólo para mostrar la enajenación. Sólo para mostrar al objeto.

Donde los valores de conformación marginal hacen el muestreo necesario para liquidarnos en la sistematización del sistema. 

Burlando de la seguridad material y esas cosas bellas que disponen del mundo, como agua incesante que discrepa de la legitimidad de la razón, acaso suponiendo enamoramiento de conquista con quien no existe.

Que frívolo el ardid del mundo. Que no difiere de arremangarse el dolor para autenticarse en un amor sólido, firme.

Acaso la significación, de lidiar con las tareas de la inteligencia. Afecto, carencia y el efecto de trastabillarse.


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