miércoles, 21 de enero de 2015

El Embrollo

Ya estaba implícito, la suerte de los considerandos en los déspotas que guerrean por lo bajo.

Ya que nunca avizoraron que había manteca para los especialistas cuando se filtraba el cuerpo, y las dueñas del espectro ya no hablaban. 


Ahora querría verte. Regocijarme de tu sapiencia. De la benevolencia con entornos realmente, desconsiderados con Dios, con la paz, y con el humor incólume (acaso), valentía por la verdad.


Pero impuesto el embrollo, las distintas motivaciones generaban amor en la carne salpicada de melancolía y futura naturaleza de felicidad.


Aunque agreste era, el corazón que crecía desdichado pero seguro de sí mismo. En un tubo de ideas ya estaba la postulación. El quererse, el obviarse.

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