jueves, 6 de septiembre de 2012

Principio de la desesperanza en el Destino

Supongo entonces que el gesto del ardid, ¿siempre te place por conveniencia?.

Supongo entonces, por algunas de las premoniciones futuras, que tu principio irreductible sea la conveniencia.


Supongo, de establecerse un infortunio, que pactarías desobedecer al diablo queriendo decir, rara veces "movimiento ético no acordado".


Me place entonces utilizar el raid  de las calamidades genuinas con tal de 

aguijonearte, valentía de los poseidones.

Y en aras del desborde, esto supone, de la falsedad democrática, realizar las más altas prácticas de quebrar la honestidad, persignando bravedad y locura.


Y esto supone conveniencia. Sí el hombre pacta, esto supone conveniencia.


Al mismo tiempo la esfera imaginativa observa y nuclea los nutrientes. Congoja en la reiterabilidad del destino, anexabilidad de la causa al pensamiento.


Y tú me pides, a contralor de la verosimilitud en la modestia -certiorari negativo- bregando axiomas que diversifiquen la  inocencia.


Principalmente difuso, pero en verdad, es tu reino el que lesiona inclemencia.





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