sábado, 20 de octubre de 2012

El carácter de la vida Humana

No pretendía que tu muerte se derramará imprevistamente sobre mi conciencia. 

Tampoco comprendería que guardaras rencores hacia mí.
Mal que mal, nos amábamos. Aunque sin nada de la fe pérdida.

¿Y cuáles son las alabanzas entonces que trae el diablo en tu corazón? ¿El de alabarse porque sí? ¿Especulando por sobre la verdad de la muerte? En definitiva, ¿nunca amarte con tu muerte?.


Y volvieron las mezquindades del mundo, acaso por permitirse el afan de quererse. Gloriosos los días, cuando pasemos de espasmo.

No quería decirte que los que aman de verdad, ni siquiera esperan consuelo, y a nada del fango, escapemos. Aglutinemos razones que permitan abstraerte, dando perdón a quien sabe que cosa.



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