lunes, 15 de octubre de 2012

Los Exquisitos

Y Nos tendríamos que ir, aún extrañando las causas, observaríamos los resultados por reivindicarse. De rigor, en verdad, una vuelta entre nosotros mismos.

Y podrías disponerte sobre mi, reflexionarte sobre la intencionalidad de lo humano. De si existe. En fin, de tantas cosas.

Pero no viene a mí la idea innata de conocerte y de porque tendría que creerte. Pero deberíamos irnos. 


Enaltecernos a nosotros mismos, suponiendo nada de la verdad y algo del amor correspondido. Pero entonces seríamos Dioses y alguien se preocuparía por mí.

Diría del cuidado que supone verdad y me encantaría. Y a las nubes entrometidas del viaje, las decantaría. Esfumarían de snobismo.


Pero imposible convencerte. Imposible por mi abstracto acto de adorarte.

Si supieras de viajar en Soles Territoriales. Si supieras de comparar actos reales de Maldad y los hechos no resueltos del Bien.

Si supieras. Pero tendríamos que irnos. Navegar elementalmente y sin dueños. Lograrte que disuelvas conmigo y en fin, nada de la verdad, y acaso las simulaciones,  Dios, lo llame perfecto y una suerte.



No hay comentarios: