sábado, 14 de julio de 2012

3 Entramado

La posibilidad de generarse un desprendimiento solar, tormentas solares glaciarias, estratificando sus ribetes fluctuantes, a modo de cartografías arqueológicas, borraría oportunamente las clasificaciones dogmáticas en cuanto a  los denominados misterios científicos de los procesos auto- regenerativos.


Con amable desdén hemos tomado el visto bueno de la notoriedad asignada. Mucho no nos gratifica. Pero tal vez elijamos la membresía de adecuarnos con estremecimientos. 

Perfectamente no queda otra que adivinar los motivos de las inhibiciones; verguenza, conducta, intimidad, gestos volátiles de los roces y el temor, que cristalizan sintomáticamante la fenoménidad contemporánea. 


A los que se subsumieron, aplicaría la intromisión correspondiente, de los vándalos desganados del amor, que bajo escuela reiterativas del odio rencoroso, estimulan supeditar la erudición de los grandes.


Una andanada volcánica que mecha con los paralelismos del Universo sagrado. Que cuando les habla el Verbo Trinitario, seducen ideas terrestres que ya ni siquiera conforman. Eso es lo que entienden los planeadores. Que las directrices energéticas que generamos se dislatan en mero cúmulo de idiosincrasia. Alma mater, sí lo permiten, me encuentro des-fasado de las líneas gravitacionales que apuestan pálpito en alguno de los desaires rocosos solares.


Perogrullo de los que acarrean ser espléndido. Otrora monísimo y sin vastedades.


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