martes, 30 de julio de 2013

La Piel de los Ángeles

Nunca había pensado en la conveniencia de enamorarme. 

Y esto no tendría que entenderse cómo si, dichas cuestiones, fueran términos totalmente de antagonismo.

Al contrario. Pero de establecerse un juzgamiento del Amor, no habría manera de evaluar lo más cercano a lo Real.
Porque especular mis convicciones sería caer en demostraciones de lo más absurdo.

Pero enamorarse siempre implicaría algún riesgo. Uno ama porque sucede que ama. Uno ama porque la sapiencia del alma, le impone que debería amar, a un amor, a una idea, insensata del otro.

Y entonces un Amor artificial también podría competir con aquél Amor que linda con la naturaleza. Y nada nos objetaría entonces, especular visiones con números y demostraciones sin ciencia exacta. 

Y quise al Amor. Lujurioso y perverso. Alguien debería esgrimirme el error.

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