lunes, 1 de julio de 2013

Tristeza Del Sustituto

Y es en el origen de la premonición donde se produce el desconcierto.
Porque no produce belleza en términos de felicidad del mundo, y ni tampoco otorga la credibilidad necesaria y confortable de amarse. 

La sobria certeza de comunicarse sin riqueza de Dios. Certeza de la premonición abnegada.

Por algo me soñe disconforme de lo triste. Por algo no encontré las razones fundantes del desvanecimiento, el desfallecerse. Acontecerse en otro mundo, lúcido de nada y volverse.

Esto es lo que me genera la imposibilitud de sustituir al mundo y restablecerlo bajo los otros parámetros.

Esos otros parámetros deterioriados de la alegría y felicidad colectiva. Los que profundizan el raciocinio de recordarse limpios de maldad y sin cobardía de la ética.

Y es ahí donde nos cuadra la figura del amor. Figura del amor como refugio lógico y casi desaprensivo de lo externo. Amor entonces, de amarse en lo uno y ya.

No me sonroja, por sí me apuran, un crimen descuidado, obtuso de saberse impune, por la premeditación de sustituirse. 

Me sonroja los criterios fantasmales (construcciones alienatorias) de sustituirse en la vida, por el embate, el temor. Convencerse sin querer, casi de la situación, propia estrategia del mundo.

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