lunes, 19 de noviembre de 2012

21 de los Vectores

Sobre las distintas particularidades de la noción de Experiencia se dice mucho y poco para que sobreviva al calvario.

Se dice que para obtener experiencia que desmitifique algunas de las ponderaciones que se realizan en cuanto a la credibilidad de las razones humanas, si se quiere poshumanas, las mismas se verifican como un dato patente y sintomático de la vida relacionista sobre la tierra.

Ustedes dirán, ¿ Observable en todo andamiaje de la construcción política y económica de los rasgos contemporáneos?

¿Que supone entonces el falsacionismo de la experiencia?, No quisiera maltratar la sensibilidad de los nobles, que aún con ansías de superación, credibilizan en factores disruptivos tales como, recursos técnicos y materiales, pero , ¿Ellos son los motivos que quiebran algunos aconteceres mundiales?.

Que hay de los sueños de la Experiencia. De los flujos de la resiliencia
en la vida. Y porque no, el tipo de lenguaje que nos permitiría conmovernos.

No me interesaría al menos que pueda volar por los aires. Al menos que la experiencia, la dicha de la experiencia, permita la calma. La directrices del Sujeto. Y cuando no, al menos que vislumbre necesariedad en los resultados.

Esa seria la experiencia humanística del lenguaje. El no permitido. El no conocido. La comunicabilidad inconclusa de los axiomas del saber. Experiencia del plagio y sus costumbres.

La noción patente de cuando nos alienamos, esa importancia de acostumbrarse a ser uno del resto. Y tantos otros. Que otorgan el susurro a la belleza, de cuando te toque el poder.

La somera idealización de las ideas. Los carburantes permitidos, para que el mundo sea mundo. Suponiendo que las experiencias de nuestros mundos, es algo así, como experiencia del mundo. Arma letal de los encumbrados.



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