Pero entonces fuimos amantes mucho tiempo, al paso de alguna necesidad del mundo. Sin nada de dinero para mentirnos como esa obligación qué impone, valor social cambiante y disruptivo.
Aprendía sexualmente el amor de los sujetos libres, de aquellos que se ofrecen al cielo, dilucidando guerras y conveniencias.
Por motu propio olvide la satisfacción de mi reino. Aunque desenvolverme en plenitud instigó la gran estafa de mí mente. Nunca esgrimió verdades y consecuencias.
Se obligo al sistema. A la destitución del Soberano. Al Amor, sin ley.
Aprendía sexualmente el amor de los sujetos libres, de aquellos que se ofrecen al cielo, dilucidando guerras y conveniencias.
Negaba también las diferencias, practicando cualquier moral de clase, a gusto de las ideas subliminales, acaso para caerte más en gracia, humanismo y celos de la avaricia.
Se obligo al sistema. A la destitución del Soberano. Al Amor, sin ley.
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