domingo, 16 de diciembre de 2012

Bastardos de porcelana

Y no me interesa que bajo el artilugio de la doctrina, alguna mente, hipnótica, diga que la comodidad del mundo se encuentra en no relativizar la voluntad de quienes guardan rencor por juzgar distinto, al no distinto.

Y como modo de ejemplo, establecen los criterios en que las gentes dicen amarse. Sin Obstáculos ni Firmas.

Una idea de alienación, la hipnosis sin fin, lo justo sin ganas de serlo.
Ignorancia a raudales porque supone la verdad decorada en los libros.

Con el concepto del mundo afirmamos quererlo y defenderlo. Ni trocamos esa idea. Es tan bestial a nosotros, que cualquier sujeto diría saber solucionarse en el mundo. A las postrimerías de alcanzarlo con quererlo. 

Y no redarguye la no disponibilidad del dinero. Ninguna Sabiduría fingiría conmigo. Pero siempre los males tormentales los realiza el lego, el déspota.

Y el Amo de la doctrina permite el mal y lo que se antoje al capricho de su mente.

 No escatima discriminarse en antepasados y lo que viene de incertidumbre. Resta al cambio y con la turbia agua se guarece, submundo.

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