Pelearse, pelearse porque alguien les lleno la boca. Batirse a duelo. Enfrentarse.
Legitimarse en la confrontación a diestra y siniestra de los sentimientos.
Pelearse por los intereses propios y ajenos, con tal de sucumbirse al cielo y reinar.
Pelearse por la idea de la perpetuidad y ni que el mundo fuera nuestro. Pelearse suponiendo la razón, considerando que son nuestros los principios nobles de la cordialidad y esa dulzura.
Pelearse, y en los antagonismos resultantes, diminutivo apócrifo del hecho, vilipendiarse a los panfletos institucionales de algún corazón despótico.
Pelearse, y en la dimensionalidad de los embates, los pobres que miran con rencor la buena vida, o lo que leemos como buena vida del goce, disrupción de algún ricachón lascivo.
Pero incesantemente se determinan los que pelean entre ellos por un lugar, quien sabe donde, y por merecerse mucho más.
Y ninguno de ellos pretende algo así, como quisieran algunos, revoluciones educacionarias o esas cosas de la novedad. Distinto es metejonearte con el hambre.
Pelearse, dirimirse entre los distintos estados embrionarios de uno mismo. Estado de compasión resolutoria.
Y a los fines grandilocuentes de mi memoria, la lógica de la verdad, perimida bajo el subsuelo.
Legitimarse en la confrontación a diestra y siniestra de los sentimientos.
Pelearse por los intereses propios y ajenos, con tal de sucumbirse al cielo y reinar.
Pelearse por la idea de la perpetuidad y ni que el mundo fuera nuestro. Pelearse suponiendo la razón, considerando que son nuestros los principios nobles de la cordialidad y esa dulzura.
Pelearse, y en los antagonismos resultantes, diminutivo apócrifo del hecho, vilipendiarse a los panfletos institucionales de algún corazón despótico.
Pelearse, y en la dimensionalidad de los embates, los pobres que miran con rencor la buena vida, o lo que leemos como buena vida del goce, disrupción de algún ricachón lascivo.
Pero incesantemente se determinan los que pelean entre ellos por un lugar, quien sabe donde, y por merecerse mucho más.
Y ninguno de ellos pretende algo así, como quisieran algunos, revoluciones educacionarias o esas cosas de la novedad. Distinto es metejonearte con el hambre.
Pelearse, dirimirse entre los distintos estados embrionarios de uno mismo. Estado de compasión resolutoria.
Y a los fines grandilocuentes de mi memoria, la lógica de la verdad, perimida bajo el subsuelo.
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