Desaire de benevolencia tuvo el naturalista cuando no quisieron elevarlo verdaderamente a la cúspide. Daba igual. Miles de crímenes no resueltos de manera oportuna y ellos continuaban considerando que tenían una altísima justicia.
Yo quería verlos. Nunca un juicio estuvo tan lleno de arbitrariedades e ilegalidades ocultas. Había que batallar.
Dios me tenga en su alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario