Entonces la consideración más lograda, sea la de generar mejores hábitos en la aplicación de nuestros sueños. No sea caso que por imponernos deudas a la sazón del viento tergiversado, nos entibiemos en cuestiones que no son de nuestro agrado.
Y luego aparezcamos vacíos del sentido. Cómo cuando lidiamos con las generaciones ingenuas y no nos place amarnos por una reconciliación que se torna aparente, hipócrita de las re-significaciones.
Donde el éxtasis que nos imponen, sea mentar el modo adictivo para la mala vida. Y Luego lamentemos la codicia, la avaricia y también las manifestaciones de la envidia. Arrepentirse. Llorar para arrepentirse.
Al límite de la insignificación.
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